Asociación de Amigos de Fernando Quiñones
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sábado, 8 de febrero de 2014

Impresiones en torno a Las mil noches de Hortensia Romero



La Hortensia vista por:

Lucía Núñez:
...Una cama...una silla...una mesita...y una vida derramándose a borbotones sobre las tablas del teatro...la ternura envuelta en sábanas...el dolor envuelto en piel...el genio subido a unos tacones y el placer esparcido sobre los cuerpos qu...e amó...y Hortensia se duele con la cabeza alta, con el coraje de quien muerde la vida porque ella misma es la vida mordida...Hortensia te atrapa y te desordena emociones...y la ríes...y la lloras...y le abrazas sus penas...y ella abraza las tuyas...y la función acaba...y ahora te toca a ti dar el alma en las tablas...en las tablas de la vida...con tu propio genio, ese que como dice Hortensia, tiene cada cual...

Montse Torrent ha sido esta noche una "Hortensia" real que me ha conmovido y divertido...y ha honrado a Quiñones con creces.

Alfonso Baro:
Ayer fui al Teatro...a ver , oír y disfrutar a Montse Torrent en "Las mil noches de Hortensia Romero"...y reí, sonreí, me emocioné y disfruté como hacia tiempo que no lo hacía en un teatro...Porque además de que Montse estuvo fantástica, engarzando toda una amplia gama de resgistros desde lo más cómico a lo dramático (no sabría decir que me gustó más de su interpretación , si el drama o la comedia... ...), el montaje, sencillo y efectivo pero al mismo tiempo completo y complejo, me encantó...
En fin...gracias a Montse y a todo el equipo que hizo posible que como me decía Ana, mi esposa, a mi lado..."hacia tiempo que no disfrutaba tanto"....Casi noventa minutos de un monólogo genial...en la palabra de Fernando, en la voz de Montse...

Ramón Luque:

La cita fue el pasado 31 de enero, a las 9 de la noche. Tenía curiosidad por ver la puesta en escena de Las mil noches de Hortensia Romero. La obra de Fernando Quiñones que Montse Torrent pondría en escena en el Teatro Principal de Puerto Real bajo la dirección de Estrella Távora. Se trataba de un intenso monólogo en el que la actriz se metía en la piel de Legionaria, una prostituta ya entrada en los cincuenta que cuenta su vida a unos periodistas. Cuando se abrió el telón nos encontramos que la única decoración consistía en una cama, una silla y un carrito camarera. La cama era metálica, con dosel y ruedas. Lo que permitirá que gire y sirva como soporte dinámico a las más diversas situaciones. La representación empieza con una proyección. Los cortinajes del dosel sirven de pantalla. Montse Torrent, Legionaria, la Horte, espera en un bar a que lleguen los supuestos periodistas que la van a entrevistar. Es su cámara de vídeo la que parece estar contando la historia. Se detiene la proyección y el escenario queda nuevamente a oscuras. Cuando se enciende la luz la protagonista está encima de la cama. Lleva un moderno vestido y unos altos tacones. De ambos se despoja poco después. Una combinación y su bien hacer como actriz serán a partir de entonces su únicos ornamentos. Empieza en este momento un largo monólogo que tendrá la facultad de hacernos reír, llorar, reflexionar y, también, de oprimirnos el corazón. Las más variadas emociones estarán siempre a flor de piel.  En ningún momento de la representación decae el interés. La Torrent hace un alarde de los más variados registros con la única finalidad de mantener a un público entregado a esa sucesión de historias que conforman su existencia. Ha sabido construir un personaje real, y al mismo tiempo divertido, cargado de buenos sentimientos y de sabiduría popular El amor, el desamor, el engaño y la constante ilusión por vivir se pasean por las tablas a través de un cuerpo camaleónico y de los distintos tonos de voz que la actriz utilizará durante la representación. Sin ningún pudor nos hará comprender por qué llega a la prostitución y por qué esta ha sido su vida. Con su actuación hace un retrato descarnado de la posguerra española. De nada se arrepiente. Delirante la escena de la almohada, que figura ser el maltrecho cuerpo de don Roman Matute, contra la que Legionaria descarga sus largos tacones y todo su sentido del humor. Montse Torrent se nos muestra en plena posesión de recursos interpretativos, en una espléndida madurez que seguro le traerá grandes éxitos futuros. Ella forma parte de las pocas actrices españolas que son capaces de enfrentarse a un texto tan intenso y lleno de matices. Seguro que Quiñones hubiese disfrutado viendo a su Legionaria en el escenario. Imprescindible.

 

Ramón Luque Sánchez

 

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